Fruto
maduro
Cuando
descubras
las
primeras arrugas en mi frente,
las
ojeras de mis ojos notes,
acaricies
manos lentamente,
más
ásperas y llenas de cortes,
si
ves estrías en mis pechos,
a
los que la gravedad no perdona,
habrás
despertado de un sueño
que
fue bello, sin tachas,
y
que ahora te abandona.
Mas
si aún sigues amando
los
brotes albos de mi cabellera,
las
gafas de ojos cansados
la
mirada caída pero certera…
sabré
que has penetrado
hasta
la raíz del árbol,
a
su más profunda esencia,
con
frutos algo maduros
pero
dulces y sabrosos
de
renuevos de vida
de
años pasados y crudos,
entregados
a tu alma
para
que goces con fruición
lo
añejo de un sabor
que
pasó de ser candor
renunció
al espectro y a la duda
y
entona profundo tu canción.
Checha,
30 de abril de 2019
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