PIROPOS: TENER ANGEL
¿A quién no se le han subido los colores de vergüenza al
pasar, de jovencilla, por una obra en construcción y escuchar un grito de “guapa”
o “joder qué tía” o “vaya un bombón”?. ¡Benditos albañiles, que saben alabar,
que suben la moral, sin pretensiones de falsa adulación u ocultas recompensas. Se animan y siguen
trabajando. Sus pequeños relajos los hacen felices, y, en el fondo, a pesar del
sonrojo que producen, también encienden la autoestima de las receptoras.
Mucho me temo que los piropos, como tantos
otros aspectos de nuestro acervo cultural español, caerán en el saco del olvido
globalizante, llegarán a ser descontados del salario e interpretados como
ausencias injustificadas e injustificables.
Ya a mi edad, pasados los dieciocho y con
ellos los tacones (ya tan lejanos), han dejado de temblarme las piernas al
pasar por una estrecha acera flanquedada a derecha e izquierda por dos filas de hombres muy machitos, ha dejado de
importarme la sensación de que cada uno de ellos íba despojándote mentalmente
de la ropa que más le convenía. Liberada de los incómodos tacones, he
aprendido a caminar con la cabeza firme, dejado atrás el sentimiento de poder
tropezar o de que se doble un tacón en cualquier momento. He perdido la
sensación de incomodidad, pero con ella también el orgullo de sentirme
atractiva, de desear gritar a pleno pulmón: ¡soy bonica, soy bonica!.
¡Qué alivio andar pisando tierra, estar
siempre preparada para andar, correr, saltar....!. Mis andares han ganado
dignidad, seguridad, pero no me gusta mentir, ¡también añoro, en ocasiones,
aquellos momentos desconcertantes!, ¡aún se hincha mi pecho cuando algún
desesperado me sorprende con alguna palabra bonita, graciosa, incluso grosera!.
Y es que halagar, piropear, ensalzar , es
gratis para el dador, pero sumamente valioso para el receptor.
Sin embargo, cada
vez damos menos, hasta los piropos los almacenados en el silo destinado a la salida
de la crisis (¡quién sabe si para entonces habrán enmohecido!).
Las palabras, los piropos son infinitos,
como infinita es la imaginación humana. No obstante he de confesaros que hay un
piropo, para mí el más bonito jamás escuchado,con el que he tenido la suerte de ser halagada en
repetidas ocasiones, antes y después de los tacones. Ese piropo me ha
enamorado, lo he valorado más que cualquier otro, porque tiene la virtud de
permanecer, de no envejecer, aunque el
rostro al que se dirija haya perdido la maravillosa e ingenua capacidad del
rubor.
¡MIRA QUE
TIENES ÁNGEL!
He buscado en muchas fuentes el origen de
esta expresión, y lo cierto es que no he llegado a ninguna conclusión
definitiva ni documentada, por lo que me he visto obligada a atribuirle mi
propia interpretación.
Todos
sabemos el significado que tiene decirle a alguien “eres un ángel”. Le
atribuímos bondad, buenos sentimientos, empatía, comprensión, y en definitiva,
todas las cualidades con las que uno desearía estar siempre acompañado.
Pero “tener angel “ es algo diferente. Es un
término que alude simultáneamente al aspecto físico y al espiritual, que no
habla de bellezas objetivas (en caso de que las hubiera), ni a algo que todos
pueden ver, como un sombrero. No. Es, antes bien, expresión de una cualidad
máxima que uno vé dentro y fuera, y que podría ser invisible al resto de
personas.
En mis infructuosas búsquedas tropecé con un
término que podría relacionarse con éste, pero como antónimo. Se trata de la
expresión “malaje”, atribuída al pueblo andaluz, y que traducido al castellano
corriente sería algo así como “mala sombra”, “mala follá”, “mala leche”....
Lo curioso de esta expresión es que procede
de una tierra que busca la sombra, la buena sombra. Un territorio donde el sol,
tan bonito, necesario, vital y alegre, puede convertirse en verdadero infierno
en época estival. En momentos así, lo que busca un sureño es un buen sombraje
donde refugiarse y poder respirar, donde aplacar su asfixia. Tropezarse con un “malaje”,
sería pues, hundirse en el sopor, encontrar una sombra incómoda, estrecha,
despiadada, maloliente....¡mejor sudar al sol!-
Y si extrapolamos esto a nuestro piropo “tener ángel”, intuímos que
hace referencia al aura que envuelve a una persona, al sentimiento de bienestar
que nos produce, y ¿por qué no?, al abanico de sus alas angelicales extendidas
sobre nosotros para protegernos de los rigores del calor.
¿Será esta la razón por la que algunos
vayamos buscando contínuamente ángeles que nos guarden?
Checha. 6 de
mayo de 2012
Qué bonito es tu artículo, me ha encantado.
ResponderEliminarSí, tú tienes ángel, sin duda, es poseer un espíritu especial, tener el alma tocada por "la gracia", que se transmite en el silencio y el habla, en la quietud y el movimiento, en el rostro, la mirada, con los ojos cerrados, el tacto, a través de la piel, tu olor, un aroma exclusivo tuyo.
El piropo que a mi me han hecho en varias ocasiones distintas personas, y que para mi es un auténtico halago, es que les transmito serenidad, que soy una persona serena, a pesar de mis risas locas, mis locuras, extravagancias y atrevimientos, de las cuales soy totalmente consciente y me gusta actuar así para llevar un poquito de alegría a mi alrededor, bueno pues si también transmito serenidad, me alegra que sea así. También seamos conscientes de que no caemos en gracia a todos, y haya personas a las que no gustemos sin haberlo intencionado nosotros mismos, y como escapa de nuestro control, lo mejor es no darle vueltas, y que no nos afecte siempre y cuando no quieran herirnos, no yendo más allá de un caer mejor o peor.
Pero dejo la negatividad a un lado ya que esta entrada es positiva y trata de piropos y halagos, precisamente mi madre me lo decía el otro día, que yo no me cabreaba con facilidad, por cualquier cosa, que se me pueden decir las cosas, que soy tranquila; aunque también tengo mis prontos, y una voz de pito que ya ya.
Pero termino contigo, para decirte ¡¡¡CHECHA, MIRA QUE TIENES ÁNGEL, CORAZÓN!!!
Gracias por tu piropo, por mi piropo preferido, Milamami. Yo no estoy tan segura de que sea propiedad mía, pero sí estoy convencida de tenerlos a mi alrededor,¡Y eso es una gran suerte!. Hoy, día de la madre, hay varios que me han elogiado con gestos y palabras importantes, muy importantes para mí. No puedo más que estar agradecida, muy agradecida, parece que después de muchísimos años me han crecido tacones invisibles.
ResponderEliminarTodos merecemos ser elogiados, porque ser criticados nos llega de continuo, por añadidura, y debe ser compensado de alguna manera, para ayudarnos a afirmarnos, a crecer.
Me gusta la gente que sabe alabar de corazón, y me gusta poder decirte con el alma que tu madre tiene razón. Transmites armonía a los demás, los escuchas, los intentas agradar y les transmites esa alegría tuya que todos envidiamos. Gracias por ser como eres. Un besazo.
Entrada preciosa, como tú. Besos mil!.
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Alejandra. Me estáis avergonzando, porque no era la idea de la entrada incentivaros a piropearme (AUNQUE ACEPTO GUSTOSÍSIMA TODOS LOS PIROPOS, JA, JA, LA¡ la reverencia que continúa no se puede ver).
EliminarLo que sí reivindico es la alabanza a los demás, el halago sincero, ese que estimula y engrandece. Yo también sé alabar,procuro reconocer todo lo bueno que veo en vosotros, mis amigos. Por eso os quiero.
Un besazo