¿COCODRILOS O PAVAS?
Esa incómoda cintita que pica “como un
demonio” por su cosido acrílico, al que deben ser alérgicas hasta las gruesas
pieles de foca, esa buscada señal de
prestigio, es lo que se denomina marca (¡habrá muchos que se pondrían las prendas
del revés para mostrarlas, y de paso, espantar el mal de ojo, aunque creo que
más bien lo atraerían!). Es, ni más ni menos, esa cosa terrorífica ,que me veo
obligada a arrancar de un tirón cuando mi cuello, mi costado y, por ende, todo mi cuerpo me chilla a gritos de insoportable
picor.
Y curiosamente, esa despiadada espina es la
que enorgullece a una gran mayoría, por su sello distintivo. No hay más que ver
a los chavales, bajando el tiro de sus pantalones casi hasta la rodilla, con la
única finalidad de lucir la preciosa tira Kelvin Klein que adorna sus
calzoncillos. Su aspecto de paticortos cagados no les importa de momento,
aunque ya llegará el día en que siempre quieran llevarlos bien, muy bien
puestos. Mi caso es bien distinto (¿seré
una freaky, como ellos dicen?): si me bajara los pantalones, sería precisamente
para arrancar el incómodo adorno de un rabioso tirón, a costa de enseñar el
culo (con perdón), en caso de necesidad.
No hay nada de reprochable en que un
fabricante distinga su ropa, la etiquete . Bien pensado, sí, pues su empeño en etiquetar con punzantes hilos
acrílicos , les lleva precisamente, en casos como el mío, a que a lo sumo se muestre el par de agujeritos que han quedado en la prenda. Y es que , si uno
necesita vestir tejidos naturales como algodón o viscosa para sentirse
cómodo, para que su piel no arda en los dichosos plásticos acrílicos o
poliamídicos, ¿por qué ha de soportar el dichoso trocito , por ínfimo que sea,
que convierte su natural atuendo en insoportable cilicio? (he de agradecer a
algunos fabricantes la brillante idea de
imprimir sus etiquetas en las propias prendas).
Lema repetido hasta la saciedad ante la
actual crisis económica es “la calidad no es cara”. Tal afirmación, como muchos
sabemos, y como casi todo en la vida, no es ni verdadera ni falsa, simplemente
es.
Nunca olvidaré mis inagotables búsquedas de
buena madre, cuando los niños eran pequeños, de los más suaves y
antialergénicos tejidos para su delicada piel. Sus pies jamás fueron cubiertos
con materiales no transpirables. Algodón 100%, piel 100%,... eran mis criterios
inapelables. Fué, sin duda, un fallido intento
de crear buenos hábitos, que en la “desordenada” adolescencia, se ha vuelto en mi contra : son capaces de comprar “molones deportivos” de puro plástico al increíble precio de ochenta euros, por no hablar de otras cantidades.
de crear buenos hábitos, que en la “desordenada” adolescencia, se ha vuelto en mi contra : son capaces de comprar “molones deportivos” de puro plástico al increíble precio de ochenta euros, por no hablar de otras cantidades.
Pero
lo realmente curioso es que, buscando en consagrados comercios de bebé, de “marcada”
fama y supuesta calidad, me resultaba extremadamente complicado encontrar
cualquier prenda, incluso ropa interior, que no contuviese alguna mezcla
indeseable. Cierto es que el que busca
encuentra, pero no precisamente en lugares enmarcados como “de calidad” bajo
criterios como el precio o la fama( dos elementos que se condicionan
mutuamente, pues, ¿quién ha de pagar la publicidad sino el usuario?), sino en cualquier
sitio, ya tuviera logotipo de elegante
cocodrilo o de vulgar pava.
Desde aquel entonces ha aumentado
considerablemente mi amor por las pavas , en la misma medida que mi temor a los fieros cocodrilos, como el del
perro que bebía en el Nilo, de Samaniego.
"Bebiendo
un perro en el Nilo
al mismo
tiempo corría.
--Bebe
quieto --le decía
un taimado
cocodrilo.
Díjole el
perro prudente:
--Dañoso es
beber y andar,
¿pero es
sano el aguardar
a que me
claves el diente?
--¡Oh, qué
docto perro viejo!
Yo venero tu
sentir
en esto de
no seguir
del enemigo
el consejo."
No obstante, no
creais que mi manía se limita a estos reptiles. También hay “lobos carniceros
que parecen caballeros de verdad” (mi madre me cantaba esta canción de
caperucita, cuando era yo pequeña), y plantas carnívoras, de preciosa
apariencia y tacto de ortiga.
Entiendo perfectamente que esta obsesión mía
lleve a la gente a reir a carcajadas, cuando me sorprende olfateando zapatos,
cual perrillo callejero, antes de proceder a su compra.
No sé si a desgracia mía, hay diseños fantásticos que
quedan completamente al margen de mis condicionamientos, tanto económicos como
cualitativos.
Pero ha llegado el momento de rendir
homenaje a mi infalible marca, que contiene las cualidades de todas las demás.
AVISO LEGAL:
PUBLICIDAD
- Producto preferentemente español
- Adaptable a
todos los gustos
- Equivalente a
cualquier marca
-No sujeto a
fluctuaciones mercantiles (sin primos ni otros familiares de riesgo)
- Calidad a
seleccionar por el usuario
- Altamente
versátil
- Su deterioro
o pérdida no afecta a las entrañas
- Precio
incomparable (un producto LA PAVA puede equipararse a veinte o treinta
productos EL CHULO o EL ASNO).
- Garantía: búsqueda.
Y llegados a este punto, a la necesidad de
buscar y encontrar, se impone la
estrecha relación entre el vestir y el arte, entre el vestir, la creatividad y
diversión.
¡Qué triste debe ser para los adinerados
señores/as la compra de unos zapatos, siempre en el mismo comercio, siempre de
la misma calidad (buena o mala), siempre del mismo diseño, siempre del mismo
desorbitado precio (de cien euros en adelante), signo indeleble de prestigio y
calidad! . Y, ¡qué divertido combinar
un puñado de prendas de mil maneras diferentes!.
Si artistas son los diseñadores, artistas
son los buscadores, selectores, combinadores, capaces de coronar y elevar sus
preciosas “pavas” a la gloria del buen gusto, capaces de engañar a los
insufribles horteras que preguntan si uno viste de Carolina, de Agatha , de
Purificación o de Mariquita Pérez, y no tener más respuesta que la impulsiva
ironía de decir: “de todas”, al tiempo que una carcajada interior rinde
homenaje a sus estimadas y bien cuidadas PAVAS.
Checha, 9 de
octubre de 2012
Creo que los maridos de las pavas están contentísimos con la buena administración económica de sus esposas, con lo que su vida se ha convertido en un alegre griterío. Mirad, si no os lo creeis, este divertido video, enviado por una buena amiga:
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=jQSJAZSrT4E&feature=player_embedded
YA TE LO HE VISTO Y ME HE REÍDO UN MONTÓN, ES MUUU TONTO PERO YO ME RÍO DE TO.
EliminarAdemás de ser un poco pava, ya me lo ha dicho alguien hace poco, lo cual no me importa serlo ni aparentarlo en absoluto, me encanta la marca La Pava, de siempre, también soy aficionada a ella, y me he reído con tus pavas, de imagen y escritas.
ResponderEliminarComo bien dices por ser más caro no es de mejor calidad, y son muchas las "marcas" que se aprovechan y fabrican en países en donde los costes y mano de obra les sale muy barata, lo que lleva a la explotación de seres humanos, sobre todo de niños.
¡¡¡Pero lo caro da caché!!!. ¡¡¡Repollos de cuello estirado!!!.
A costa de quién y de qué queremos las cosas, cómo las consiguen para el mercado, para el consumidor. No quiero abrigos de pieles, todos sabemos como son conseguidas, en esas cazas salvajes o en granjas en los que los animales llevan una vida encerrada y asquerosa, es normal, por ejemplo que un esquimal las utilice, porque las necesita en su hábitat y con respeto a lo que la naturaleza le ofrece.
No quiero diamantes, no me los puedo permitir, pero ni regalados, y aquí os recomiendo la película "DIAMANTES DE SANGRE", con Leonardo Dicaprio, y el documental también con el mismo nombre.
Los hijos no nos hacen caso en todo, dicen que tampoco es bueno que lo hicieran, pero a lo que vamos, y es que en cosas como estas, sí deberían actuar como les hemos enseñado, y no siempre hacen efecto los consejos, nuestro ejemplo con nuestra forma de actuar, así que tampoco es correcta la expresión que decimos a veces "mal educado".
Ayer mi Carita Besucona le decía a su mami la Checa que la etiqueta del pantalón le hacía daño, había que eliminarla, también hay otra solución, pero no creo que la zagala lleve bragas sobaqueras para que el pantalón apoye en ellas y así la etiqueta no haga su tortura; la Checha se rió pues acababa de escribir esta entrada.