martes, 9 de octubre de 2012

¿COCODRILOS O PAVAS?



¿COCODRILOS O PAVAS?


  Esa incómoda cintita que pica “como un demonio” por su cosido acrílico, al que deben ser alérgicas hasta las gruesas pieles de foca, esa buscada  señal de prestigio, es lo que se denomina marca (¡habrá muchos que se pondrían las prendas del revés para mostrarlas, y de paso, espantar el mal de ojo, aunque creo que más bien lo atraerían!). Es, ni más ni menos, esa cosa terrorífica ,que me veo obligada a arrancar de un tirón cuando mi cuello, mi costado y, por ende,  todo mi cuerpo me chilla a gritos de insoportable picor.
   Y curiosamente, esa despiadada espina es la que enorgullece a una gran mayoría, por su sello distintivo. No hay más que ver a los chavales, bajando el tiro de sus pantalones casi hasta la rodilla, con la única finalidad de lucir la preciosa tira Kelvin Klein que adorna sus calzoncillos. Su aspecto de paticortos cagados no les importa de momento, aunque ya llegará el día en que siempre quieran llevarlos bien, muy bien puestos.  Mi caso es bien distinto (¿seré una freaky, como ellos dicen?): si me bajara los pantalones, sería precisamente para arrancar el incómodo adorno de un rabioso tirón, a costa de enseñar el culo (con perdón), en caso de necesidad.
   No hay nada de reprochable en que un fabricante distinga su ropa, la etiquete . Bien pensado, sí, pues su empeño en  etiquetar con punzantes hilos acrílicos , les lleva precisamente, en casos como el mío, a que a lo sumo se muestre el par de agujeritos que han quedado en la prenda. Y es que , si uno necesita vestir tejidos naturales como  algodón o viscosa para sentirse cómodo, para que su piel no arda en los dichosos plásticos acrílicos o poliamídicos, ¿por qué ha de soportar el dichoso trocito , por ínfimo que sea, que convierte su natural atuendo en insoportable cilicio? (he de agradecer a algunos fabricantes  la brillante idea de imprimir sus etiquetas en las propias prendas).
   Lema repetido hasta la saciedad ante la actual crisis económica es “la calidad no es cara”. Tal afirmación, como muchos sabemos, y como casi todo en la vida, no es ni verdadera ni falsa, simplemente es.
   Nunca olvidaré mis inagotables búsquedas de buena madre, cuando los niños eran pequeños, de los más suaves y antialergénicos tejidos para su delicada piel. Sus pies jamás fueron cubiertos con materiales no transpirables. Algodón 100%, piel 100%,... eran mis criterios inapelables. Fué, sin duda, un fallido intento
de crear buenos hábitos, que en la “desordenada” adolescencia, se ha vuelto en mi contra : son capaces de comprar “molones deportivos” de puro plástico al increíble precio de ochenta euros, por no hablar de otras cantidades. 
    Pero lo realmente curioso es que, buscando en consagrados comercios de bebé, de “marcada” fama y supuesta calidad, me resultaba extremadamente complicado encontrar cualquier prenda, incluso ropa interior, que no contuviese alguna mezcla indeseable.  Cierto es que el que busca encuentra, pero no precisamente en lugares enmarcados como “de calidad” bajo criterios como el precio o la fama( dos elementos que se condicionan mutuamente, pues, ¿quién ha de pagar la publicidad sino el usuario?), sino en cualquier sitio, ya  tuviera logotipo de elegante cocodrilo o de vulgar pava.
    Desde aquel entonces ha aumentado considerablemente mi amor por las pavas , en la misma medida que  mi temor a los fieros cocodrilos, como el del perro que bebía en el Nilo, de Samaniego.

Fábula, de Samaniego                           
"Bebiendo un perro en el Nilo
al mismo tiempo corría.
--Bebe quieto --le decía
un taimado cocodrilo.
 Díjole el perro prudente:
--Dañoso es beber y andar,
¿pero es sano el aguardar
a que me claves el diente?
--¡Oh, qué docto perro viejo!
Yo venero tu sentir
en esto de no seguir
del enemigo el consejo."
No obstante, no creais que mi manía se limita a estos reptiles. También hay “lobos carniceros que parecen caballeros de verdad” (mi madre me cantaba esta canción de caperucita, cuando era yo pequeña), y plantas carnívoras, de preciosa apariencia y tacto de ortiga.
   Entiendo perfectamente que esta obsesión mía lleve a la gente a reir a carcajadas, cuando me sorprende olfateando zapatos, cual perrillo callejero, antes de proceder a su compra.
    No sé si a desgracia mía, hay diseños fantásticos que quedan completamente al margen de mis condicionamientos, tanto económicos como cualitativos.
     Pero ha llegado el momento de rendir homenaje a mi infalible marca, que contiene las cualidades de todas las demás.
AVISO LEGAL: PUBLICIDAD

MARCA “LA PAVA”
 - Producto preferentemente español
- Adaptable a todos los gustos
- Equivalente a cualquier marca
-No sujeto a fluctuaciones mercantiles (sin primos ni otros familiares de riesgo)
- Calidad a seleccionar por el usuario
- Altamente versátil
- Su deterioro o pérdida no afecta a las entrañas
-  Precio incomparable (un producto LA PAVA puede equipararse a veinte o treinta productos EL CHULO o EL ASNO).
- Garantía: búsqueda.
   Y llegados a este punto, a la necesidad de buscar y encontrar,  se impone la estrecha relación entre el vestir y el arte, entre el vestir, la creatividad y diversión.
   ¡Qué triste debe ser para los adinerados señores/as la compra de unos zapatos, siempre en el mismo comercio, siempre de la misma calidad (buena o mala), siempre del mismo diseño, siempre del mismo desorbitado precio (de cien euros en adelante), signo indeleble de prestigio y calidad!   . Y, ¡qué divertido combinar un puñado de prendas de mil maneras diferentes!.
    Si artistas son los diseñadores, artistas son los buscadores, selectores, combinadores, capaces de coronar y elevar sus preciosas “pavas” a la gloria del buen gusto, capaces de engañar a los insufribles horteras que preguntan si uno viste de Carolina, de Agatha , de Purificación o de Mariquita Pérez, y no tener más respuesta que la impulsiva ironía de decir: “de todas”, al tiempo que una carcajada interior rinde homenaje a sus estimadas y bien cuidadas PAVAS.

Checha, 9 de octubre de 2012

3 comentarios:

  1. Creo que los maridos de las pavas están contentísimos con la buena administración económica de sus esposas, con lo que su vida se ha convertido en un alegre griterío. Mirad, si no os lo creeis, este divertido video, enviado por una buena amiga:
    http://www.youtube.com/watch?v=jQSJAZSrT4E&feature=player_embedded

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    1. YA TE LO HE VISTO Y ME HE REÍDO UN MONTÓN, ES MUUU TONTO PERO YO ME RÍO DE TO.

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  2. Además de ser un poco pava, ya me lo ha dicho alguien hace poco, lo cual no me importa serlo ni aparentarlo en absoluto, me encanta la marca La Pava, de siempre, también soy aficionada a ella, y me he reído con tus pavas, de imagen y escritas.
    Como bien dices por ser más caro no es de mejor calidad, y son muchas las "marcas" que se aprovechan y fabrican en países en donde los costes y mano de obra les sale muy barata, lo que lleva a la explotación de seres humanos, sobre todo de niños.
    ¡¡¡Pero lo caro da caché!!!. ¡¡¡Repollos de cuello estirado!!!.
    A costa de quién y de qué queremos las cosas, cómo las consiguen para el mercado, para el consumidor. No quiero abrigos de pieles, todos sabemos como son conseguidas, en esas cazas salvajes o en granjas en los que los animales llevan una vida encerrada y asquerosa, es normal, por ejemplo que un esquimal las utilice, porque las necesita en su hábitat y con respeto a lo que la naturaleza le ofrece.
    No quiero diamantes, no me los puedo permitir, pero ni regalados, y aquí os recomiendo la película "DIAMANTES DE SANGRE", con Leonardo Dicaprio, y el documental también con el mismo nombre.
    Los hijos no nos hacen caso en todo, dicen que tampoco es bueno que lo hicieran, pero a lo que vamos, y es que en cosas como estas, sí deberían actuar como les hemos enseñado, y no siempre hacen efecto los consejos, nuestro ejemplo con nuestra forma de actuar, así que tampoco es correcta la expresión que decimos a veces "mal educado".
    Ayer mi Carita Besucona le decía a su mami la Checa que la etiqueta del pantalón le hacía daño, había que eliminarla, también hay otra solución, pero no creo que la zagala lleve bragas sobaqueras para que el pantalón apoye en ellas y así la etiqueta no haga su tortura; la Checha se rió pues acababa de escribir esta entrada.

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