La
ingenua pregunta
¿Cuantas
vidas hay que morir para al fin hallar la calma?- preguntó el joven
al anciano sentado en su vieja silla de anea.
Uff,
una pregunta muy rara. Es como si te preguntara por lo largo de tu
vida. ¿Por qué- le dijo- por qué?.
Cada día que respiras hay una
pequeña muerte, no sin falta de placeres, pero la muerte es segura.
Mas supongo que preguntas por esas terribles muertes, los fosos a los
que caes, y como si un puzzle fueras, has de recomponer las piezas.
Haylas de todo tamaño y color, de todo modo y manera, y a cada uno
le toca, según obre su destino, según las piezas que chocan.
Tuve
la desgracia yo de vivir ya muchas vidas, de resurgir del vacío y
encontrar nuevas poesías. Aquí me hallo, mi chico, en este puzzle
endiablado y aún no sé cómo acabarlo, si alguna vez lo he
empezado.
Paciencia
es la clave. Ama mucho, sufre mucho, espera mucho. Lo demás te
vendrá dado.
Checha
17 de noviembre de 2017
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