Armadillo
Ay
mi niña por qué lloras,
tan
triste y desconsolada.
Ayer
murió mi armadillo
el
de escamas plateadas.
No
más sollozos, mi cielo,
mañana
sin más tardanza,
te
compraré un armadillo,
de
plata y oro su espalda.
Abrió
los ojos la niña,
lo
miró con dura rabia,
y
dijo la desdichada:
No
quiero yo tu armadillo,
sea
de oro o sea de plata,
sea
de diamante muy rico
o
tenga fina la panza.
Mi
armadillo es lo que quiero,
el
que brincaba en mi brazo,
el
que tal como una rosca,
rodaba
por los barrancos
y
acariciaba mi pecho
dulce,
y con silbos francos,
el
que lloraba conmigo,
el
que escuchaba mis cuitas,
el
que hacía que mis noches,
fueran
como tiernas citas
con
amores sin reproches,
con
risas y sueños nobles.
Guardate
el oro y la plata,
que
no compro yo cariño,
el
mio me lo regalan
Checha,
19 de noviembre de 2017
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