Más
o menos
Despertó
y tenía un leve picor en la mano izquierda. Su mano derecha se
dirigió instintivamente a la otra para rascar.
Cuando
sus dedos se deslizaron sobre la otra mano sintió una aglomeración
que le estorbaba. Era como si se le hubieran multiplicado los dedos.
Y así era. Miró con espanto su mano derecha y no podía creer lo
que veía. Sus dedos eran dobles. Tenía diez dedos. Fue entonces
cuando miró temerosa su izquierda y pudo observar con verdadero
horror que estos eran también diez. Cerró los ojos pensando que era
un sueño, que solo una pesadilla podía haber obrado tal
monstruosidad. Cuando los volvió a abrir nada había cambiado. Ahora
tenía veinte dedos en sus manos con los que no sabía lo que hacer.
Probó
a elevar su dedo índice y comprobó que el otro índice no se movía,
que tenía su propia autonomía. Levantó la mano y notó que le
pesaba mucho mas. Nada impensable. ¿Y qué haría ahora con estos
veinte dedos?. Podría aprender a tocar una de esas guitarras que
tienen muchas cuerdas o a escribir con unos dedos mientras los otros
dibujaban. En estas cavilaciones andaba cuando entró su madre en la
habitación. Temerosa escondió rápidamente sus manos en las sábanas.
La cara de su madre estaba desencajada y de sus ojos brotaban
lágrimas. ¿Qué ocurre mamá?.Te lo explicaré sin rodeos. Papá se
ha quedado sin brazo trabajando en la carpintería. No pudo parar la
sierra a tiempo. ¿Qué me dices?. ¡Es terrible! . De repente pensó en sus manos. ¿Qué prefería, de más o de menos?. Evidentemente de
más. Sacó con suavidad la mano de la sábana y la mostró a su
madre. Un grito ahogado tapó la boca de ésta. Era monstruoso. Los
dos el mismo día. Discapacitados. ¿Pero por qué habría de estar
su hija discapacitada?. Sus dedos doblaban su fuerza y sus puntos de
agarre. Esos dedos habrían de sustituir en la carpintería a los del
padre, estaba segura de ello. Dame la mano, le dijo. Sus manos se
entrelazaron torpemente y se apretaron con fuerza. Ahora eres tú la
que puedes. Sí, mamá, respondió. Puedo más de lo que creí poder
nunca. Te acariciaré como a una reina. El doble de las caricias con
las que me has consolado en mi vida. De los ojos de la madre brotó
una lágrima ardiente.
Checha
7 de julio de 2017
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