lunes, 5 de junio de 2017

Un dos



Oigo mis acompasados pasos, un dos,
en una fresca mañana de domingo
en la que la soledad ha engullido las calles
vomitando flores secas amarillas.

Un dos

Suena una campana helada que invita
a los orantes a cumplir su ineludible cita
a crucificar su rostro de espaldas a la crucifixión de otros
a arrodillarse en madera
cuando es piedra la que ensangrienta las rodillas ajenas.

Un dos

Oigo mis pasos cansados en esta ardiente ciudad desierta
Un dos
Es domingo. Un domingo cualquiera.
Y de no ser cualquiera sería cualquier domingo. Cualquiera.

Checha, 5 de junio de 2017



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