Mi
camello
Justicia,
justicia- gritaba un hombre despavorido por la calle.
Los
viandantes callaban y lo miraban con extrañeza.
Justicia,
quiero justicia- reclamaba.
Se
le acercó un hombre pequeñito y enjuto y le pregunto: ¿pero que
buscas?.
Solo
deseo justicia, que me devuelvan el camello que me robaron.
¿Y
quien te lo va a devolver?- espetó el hombrecillo.
Pues
el que me lo robó.
¿Y
donde está?- preguntó con desgana.
No
lo sé. Que lo busquen.
¿Y
quien lo va a buscar?- preguntó.
La
policía.
¿Y
crees que la policía se ocupa de buscar un camello?- arguyo.
Claro,
es su deber.
¿Y
qué es el deber?. Nadie hace lo que debe- contestó con
contundencia.
Pues
deberían.........- pensó con tristeza.
Los
policías buscan asesinos, violadores, ladrones de joyas, pero no se
molestan en buscar un simple camello- dijo el hombrecillo.
¿Un
simple camello?. Pero si es lo único que tengo. ¿Como podre ahora
salir a vender mis telas?
Véndelas
aquí.
Aquí
no hay un alma. Nadie me las compraría. Ademas...-dijo con tristeza-
quiero mi camello.
Todos
queremos cosas. Nadie tiene lo que quiere.
Pero
es mío.
Pues
búscate un juez. Aunque te advierto que son peores que los policías.
Sus tareas son muy muy importantes.
Lo
importante es mi camello.
Solo
para ti. A nadie mas le interesa.
Pero
¿que hacen los policías, los abogados, los agentes de justicia,
los jueces?
El
hombre titubeó. Justicia- dijo al fin.
¿Y
no es justo que me devuelvan mi camello?
Lo
justo lo dicta la ley. Seguro que no hay leyes sobre camellos
robados.
Pero
hay leyes sobre robos.
No
se. Las leyes las interpretan los expertos. Quizás supongan que has
escondido tu camello y te quieres burlar de ellos.
Los
ojos del hombre se abrieron como platos. Hubiera destruido el mundo.
Hubiera zarandeado al primero que se le pusiera delante. No entendía
nada, pero sabía que el hombrecillo tenía razón.
Mierda-
dijo. Esto es una mierda.
El
hombrecillo asintió. Mejor sera que no busquemos la justicia. Quizás
algún día ella venga a nosotros.
Checha, 18 de junio de 2017
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