NO
HAY FIN QUE JUSTIFIQUE LOS MEDIOS
Silencio
(un minuto para reflexionar y llorar los crímenes parisinos),
…...........................................................................................................................,
Silencio
(un minuto para reflexionar y llorar los crímenes sirios)
…..........................................................................................................................
Dos
hechos.
La
noche del 13 de noviembre de 2015, ocho fanáticos antidemócratas,
ocho mentes obcecadas, imbuidas de odio y sed
de sangre, ajenas al que
es primero y principal de los derechos y deberes humanos, el derecho
a la vida, propia y ajena, atentan en diversos puntos de París
inmolándose y dejando una
bárbara estela de más de cien muertos y más de trescientos
heridos.
Barbarie,
odio, sinrazón,...podrían calificar estos hechos. No obstante se
oye guerra, cobardía, y quizás no sean los términos más adecuados
para describir esta situación respecto a situaciones parecidas.
El
mundo “civilizado” se alza en lamentos, discursos de
conmiseración y rechazo del terrorismo.
Los
medios franceses hablan de
guerra, el presidente francés habla de guerra y revancha.
El
domingo 15 de noviembre, apenas 48 horas después de los atentados,
aviones de combate franceses bombardean Siria. Mueren sirios,
fundamentalistas y también moderados, gentes que viven y dejan
vivir, que respetan la libertad religiosa, que también viven el
duelo del terrorismo.
Este
ataque, sin embargo, no es calificado de cobarde, por el mero hecho
de que era de esperar, de que la venganza forma parte de la cultura
occidental, esa cultura que se autodenomina demócrata y dialogante,
cultura que rechaza la ley del Talión en términos literales: “ojo
por ojo, diente por diente” (¡qué disparate que a uno le
arranquen un ojo a cambio del que uno ha arrancado!), pero no en su
significado real: venganza.
¿Acaso
la democracia no es la negación del uso de las armas para resolver
conflictos?. Si tiene la palabra el pueblo, es inevitable que todos
dialoguen, que se adopten medidas mancomunadas. ¡Este occidente
presuntamente democrático es irrisorio!.
Más
nos valdría escuchar un poco al Oriente menos civilizado, a aquel
gran Gandhi que oponía la paz al Talión, que abominaba de la
venganza y apostaba por la paz desde la paz.
Me
duele París, pero también me duele este mundo guerrero. No hay
derechos, nuestros baluartes están bastante torcidos. ¿Cómo
pretender derrocar a un tirano imponiendo sangre?.
También
en España tenemos terribles y enconados nacionalismos, ha habido y
hay terrorismo. ¿Deberíamos esperar que nos bombardeasen para
eliminar a estos grupos e instaurar la paz?.
Lanzo
tres lazos negros:
por
París, por Siria, por la paz.
Checha,
16 de noviembre de 2015
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