SAL
, FUENTE DE VIDA,
DESINTOXICANTE
NATURAL
Quizás
para muchos de vosotros, un baño en el mar sea una de las rarezas
que puntualmente acontecen en vuestra vida.
Hay
un par de razones, entre muchas, para pensar que la sal (no
refinada, claro), junto a muchos otros beneficios de los minerales
que contiene el agua marina, es fuente de salud, porque fue origen de
vida y porque nuestro cuerpo la contiene, en ese 75% que somos de
agua.
En
mi caso particular, no necesitaría ni necesitaré nunca añadir
argumentos racionales al placer y bienestar que siempre me ha
producido un baño en el mar. No estoy segura de ser capaz de
prescindir de este vital placer, si, por esos vaivenes
“pseudocientíficos”, comenzase a afirmarse lo insalubre de un
baño marino. Impasibilidad no sería la reacción, pero sí actitud
crítica: muchas leyendas urbanas se basan en el beneficio de grandes
industrias; suelo atender a los dictados de mi propio cuerpo, a lo
que percibo que procura su bienestar, con lo que no me conformaría
ante tal afirmación, e investigaría en la medida de mis
posibilidades.
No
hace mucho, me comentó una persona a la que se estaba practicando
quimioterapia, que se disponía a darse un baño de sal.
Por
la premura de las circunstancias (su baño estaba preparado), no
pregunté por qué, de qué tipo de sal, cuanto tiempo, qué
beneficios le reportaba, etc.
Al
enfrentarme en la actualidad a una maliciosa reacción urticaria por
infección medicamentosa (abundantes en mi historial alérgico), pensé, de
pronto, que, si la sal era beneficiosa para los adversos efectos de
la quimioterapia, también había
de
serlo para cualquier reacción perniciosa producida por la química.
Así
pues, desesperada por el picor incontenible en todo mi cuerpo, llené
la bañera de agua caliente, introduciendo bajo el grifo medio kg de
sal yodada. Introduje incluso la cabeza, uno de los lugares donde
comenzó a manifestarse el prurito con mayor intensidad. Permanecí
relajada, sin picores, los diez o quince minutos del baño, y, no
solo eso, relajó la desazón durante un buen rato.
No
preguntéis a algunos médicos, que sin atender a las posibles
razones de este remedio natural, simplemente lo calificarán de
estúpido.
He
encontrado en internet algunos artículos interesantes al respecto,
que incluyen razones científicas (PH, acidez y alcalinidad, etc), el
tipo de sal que se ha de utilizar, el tiempo que se ha de realizar
(más tiempo del necesario podría aumentar la presión sanguínea),
cómo hacerlo con un baño de pies, en caso de ancianos que no pueden
introducirse en la bañera, etc.
La
finalidad el presente escrito es contribuir en lo posible a ayudar, de
forma natural, a personas sometidas a grandes cantidades de sustancias
químicas, con mi breve experiencia personal. Es posible que alguien,
como yo, encuentre mejoría, lo que siempre será una satisfacción,
y otros que no la encontrarán, ¡claro!, cada uno un país, un mundo.
Sin
más preámbulos, os remito directamente a los enlaces y a vuestro
buen sentido común.
Checha,
16 de enero de 2014
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