viernes, 30 de mayo de 2014

OBLIGADOS SOBRE RUEDAS

OBLIGADOS SOBRE RUEDAS



Probablemente la rueda sea uno de los inventos más importantes de la historia. Prácticamente cualquier máquina construida desde el comienzo de la revolución industrial posee en mayor o menor medida la presencia de la rueda, por lo que es difícil imaginar un sistema mecanizado sin la presencia de la rueda o un componente simétrico moviéndose de forma circular alrededor de un eje.
Basados en diagramas de antiguas tablillas de arcilla, la primera rueda de la que se tiene constancia fue usada en Ur, Mesopotamia en torno al 3.500 a.C. Pero pese a que no existan evidencias arqueológicas, se cree que las primeras ruedas pudieron aparecer en Sumeria en torno al año 8.000 a.C., siendo su invención el resultado de una lenta evolución de la combinación del rodillo y el trineo.

I: Invención de la rueda
Se tiene constancia de que los primeros hombres utilizaban rodillos bajo objetos de gran peso para poder moverlos más sencillamente. Del mismo modo, también existen evidencias de que antiguamente el hombre situaba patines bajo grandes cargas, dado la facilidad para subir la carga, dando lugar a lo que hoy conocemos como trineo.
En un momento dado, para facilitar el transporte de grandes cargas, el hombre comenzó a combinar el rodillo y el trineo. A medida que el trineo se movía adelante sobre el primer rodillo, el segundo rodillo se situaba bajo la parte frontal de la carga para sostener el peso cuando esta carga superara en más de su mitad el primer rodillo.
Pronto, el hombre descubriría que en los rodillos que habían cargado varias veces grandes pesos comenzaban a aparecer surcos a causa del uso. Así mismo se percataron de que cuanto más profundos fueran los surcos, los trineos avanzaban más distancia antes de necesitar el siguiente rodillo.
Esto llevó a que los rodillos fueran sustituidos por ruedas. Durante este proceso, la madera entre los surcos del rodillo se eliminó formando un eje. Al trineo se le pegaron unas clavijas de madera para que estas se unieran al eje en cada uno de sus laterales. De este modo, cuando las ruedas avanzaban, el eje también avanzaba, pero el trineo se mantenía siempre en la misma posición respecto al eje gracias a las clavijas, eliminando entonces la necesidad de otros rodillos.
De este punto, se cree que para facilitar la fabricación, se comenzaron a hacer los ejes y las ruedas por separado, uniéndolos más tarde mediante una clavija, llegando a tener lo que a día de hoy conocemos como la rueda.

II: Rueda radiada en un templo de India
Después, esta rueda fue mejorada por la cultura Egipcia y por la cultura de Andronovo de forma independiente, quienes inventaron la rueda con radios en torno al año 2.000 a.C. Pocos años después, en torno al año 1.400 a.C. el uso de la rueda se extendería hasta Europa y la India, aunque no hay evidencia de que fuera una transmisión de conocimiento, y existen varias teorías que defienden que su invención fue totalmente independiente en otras culturas.
Pero el hecho de que la invención de la rueda fuera simplemente cuestión de un nivel de sofisticación elevado, no explica cómo grandes civilizaciones como los Incas, Aztecas y Mayas, pese a llegar a un gran nivel de desarrollo, nunca llegaron a utilizar la rueda. De hecho, no existe ninguna evidencia del uso de la rueda en ningún lugar del continente Americano hasta después del contacto con la civilización europea.
Fuentes y más información:
- Wheel
- Invention of the Wheel
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(FUENTE: Miguel Álvarez, en Recuerdos de Pandora)



No precisa la rueda de elementos punzantes para ser, como invento humano, arma de doble filo.
Ni relojes, ni molinos, ni poleas, ni norias, bicicletas o carros, ¿qué máquina, por más sencilla, no es movida por ruedas?.


Este gran invento, de más de cinco milenios de existencia, abrió y sigue abriendo multitud de posibilidades; fue constatado, paralelamente, en diversas culturas de improbable relación y transmisión, lo que hace de la rueda un elemento “cuasi necesariamente humano”, instrumento de posibilitación o aceleración del movimiento, que parece imponerse en sí mismo, que parece generar sin más una necesidad prolongadora de las capacidades humanas. Que salva y condena, círculo romo y deslizante que podría estallar, mostrando afilados engranajes.


Es la rueda con sus ejes timón de un barco que, como cualquiera, podría conducirnos a la deriva. Arca de Noé que salva y condena, círculo deslizante y romo, capaz también de aplastar, estallar.


Desconocedora de usos y mal usos, de sus inmensas potencialidades, no es ella culpable del fáctico y execrable malhacer del “homo habilis”, agente de cultura, agente de incultura.
Rueda el tiempo y ,con él, sofisticadas maquinarias, ordenadores, móviles, coches, lavadoras,.., ¡todos sobre ruedas!.


Albano: Il Mondo


¡Qué delicia viajar en tiempo y espacio, conocer in situ otras culturas, convertir el cambio en acto vital, navegar on-line, contactar en segundos con seres y paisajes lejanos!. Todo gracias a la rueda.
¿Sería el dios creador el que nos la susurró al oído, situándonos en tierra rotante, en mundo girante?. Pero, también pudo ser satan el inspirador de esos romanos carros de cuádrigas, destinados a la lucha y la guerra. Una moneda de dos caras, moneda de cambio que gira por dios y asesina por satan.


¿Hablamos de una prolongación necesaria del pie humano?. ¿No es el pie causante del movimiento de las ruedas?
La duda ofende. Sabemos quién llegó primero. Sabemos que hubo un cerebro creador y bienpensante, que quiso acelerar sus pies a falta de mercúreas alas. Lejos de su intención imponer la rueda, antes bien, ponerla a disposición de hábiles seres para uso discriminado, consciente y libre.
Pues no nació pie dependiente de rueda, sino rueda movida por pie.
No hay patín que se deslice sin patinador, ni bicicletas sin ciclista, ni ruedas de molino sin agua.
Pie, naturaleza, rueda, cultura. Rueda producto de un cerebro pensante que cultiva, para recoger buenos frutos y ponerlos a disposición de la humanidad.
Milenios de uso y disfrute de este instrumento, pilar de complejos mecanismos, no han de empañar sus orígenes, su función básica de apoyo elegido, no necesario.
¡Ay de la moderna y prepotente civilización!, ¡de este mundo técnico que no sabe de causas y efectos, buscador de fines y desconocedor de consecuencias!.
Partiendo de la técnica como instrumento hemos construido un mundo con pretensiones de sustituir a la naturaleza, que ignorante de la misma, la desprecia y maldice. Lo complejo se ha engreído y desarraigado. Sobrevuela a sus raíces ancladas a la madre tierra, mofándose de sus dependencias: agua, sales, abono,...
¡Insensata rueda!. ¿No ves que tú también eres movida?, ¿cómo te atreves a menospreciar el pie de que dependes, la mano que te maneja, el cerebro que te engendró?.


¿Acaso ignoras que no puedes esclavizar al humano que te dio vida?, ¿no percibes su naturaleza caminante?.
Caminante hace camino, rueda sólo deja huellas.
Cierto, si sintieras, si pensaras, si vieras, te percatarías de que el que camina lo hace como motor. Pero no puedo pedirte ser más que lo que eres, no puedo hacerte honrar al que te engendró, cansada su mente de pensar, su cuerpo de arrastrar pesadas piedras.




 No es tu tarea pensar, lo sé. Así pues, sé lo que eres, no más que un producto, y ayuda al que te solicita, ¡tan sólo aligera su peso!, ¡sabe de sobra llevarse sólo!.
Perdona que te hable, ¡ni siquiera sabes escuchar!.

Checha, 30 de mayo de 2014



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