APPRIÉTAME TU CÁLIDA SANGRE
¿Eso me pide tu sólida soledad?
¿transfusiones para helados?,
¿podría retornarse fluido ese hielo que recorre tus venas?.
Eres hielo soledad, fiel compañera.
Duro, sólido frío, demasiado sombrío,
para esta inútil hoguera pasajera.
Robotizadas células, otrora maleables,
hormiguitas de vida pululantes.
No bastará el fugaz abrazo compasivo,
no arderán tus venas con mi latido.
¿Qué precisas, soledad?, ¡he de ayudarte!.
Apretaré tu volátil cuerpo,
si lo hallase,
estrujaré vena con vena,
paso a paso,
sin descanso ni remanso.
Incendiaré mi sangre si es preciso,
y daré a la tuya halo de vida,
aun conciso.
Generarán tibio latir fuego y hielo.
No basta, lo sé.
No es contagio sino fuente
el ávido anhelo de tu cuerpo ardiente.
Llega la primavera con su savia,
¿se acordará de ti, mi fiel amiga?,
¿adornará tu piel una tímida flor amarilla?
Lucharé, si es preciso, con la ingrata primavera.
Checha, 16 de marzo de 2014
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