sábado, 3 de diciembre de 2011

PLANOS Y REDONDOS

Dedico esta entrada a una lectora-seguidora-artista-amiga estupenda, que tiene especial predilección por lo redondo (véanse sus comentarios a la entrada Cero Lunas). Puesto que la conozco bien, me adelanto a su comentario de que lo alargado puede resultar también muy interesante. ¡Ya lo sé, pero ahora me vas a dejar hablar de lo redondo!,¿vale?.


Tenía yo en el instituto una profesora azul. Era de un azul suave toda ella y ,quizás consciente de ello, también maquillaba sus párpados en esta tonalidad y la mayoría de su ropa era de tono pastel azulado. Sus nacaradas manos con uñas perfectas y muy cuidadas acariciaban las páginas del Quijote, la Celestina o La vida es sueño, porque en lugar de pasarlas, hacía un bonito y armonioso juego de movimientos, que daba la sensación de estar ante una prestidigitadora, no ante una profesora de lengua. En realidad no sé si fue ese característico color suyo o su dulce y generoso carácter, lo que la hizo merecedora de nuestro mote: “demasiado cielo”. Sus dos fieles alumnas, siempre sentadas una junto a la otra y muy cercanas a ella, no eran demasiado crueles apodando al profesorado. Eso sí, nadie se libraba de nuestras cariñosas (a veces no tanto) ocurrencias. Llegamos incluso a elaborar un cuadernito, por desgracia ya extraviado, donde anotábamos frases célebres de nuestros profesores, registrábamos sus dichos y muletillas. “Esto es de cajón de madera de pino”, exclamaba nuestra genial Marisa, profesora de matemáticas, cuando la sacábamos de sus casillas. Tomábamos apuntes de todo, curriculares y extracurriculares. Así que existía una doble vida en el aula, la externa y visible y el submundo que nosotras creábamos.
   Fue ella, “demasiado cielo”, la que un día nos habló de los personajes planos y redondos en clase de literatura.  He olvidado demasiados conocimientos, pero aquella explicación quedó grabada en mi memoria de tal manera, que su recuerdo hoy me hace volver a vivir aquella situación.
     Los personajes planos eran, por así decirlo, finitos, limitados, sus respuestas y actitudes resultaban fácilmente predecibles. Los redondos, por el contrario, guardaban en su cara oculta  otras posibilidades, otras respuestas, eran capaces de sentir y actuar desde múltiples perspectivas. Por ello eran complejos y difíciles de definir,….quizás más perfectos.
      Cuando conocí al pintor José Molina Sánchez, me dio una explicación acerca de las alas de sus mujeres, que no pude evitar asociar a estos “personajes redondos”.
 ( He de aclarar que odio profundamente los tópicos. Detesto las vulgares sentencias que afirman con contundencia cómo son las mujeres y cómo los hombres. ¡Como si el sexo fuese el único condicionante para conformar el carácter de las personas!. Caeríais en una flagrante malinterpretación , en una simpleza, si sacaseis la conclusión  de que pretendo establecer dos asociaciones disyuntivas: mujer-redondo-complejo y hombre-plano-simple. Esto es radicalmente falso. La única intención de mis palabras es expresar la fascinación que el pintor sentía por las mujeres y su visión de las mismas, que no es extrapolable al mundo en general, sino fruto de su experiencia particular).
      En una de mis visitas a su casa, me quedé un rato contemplando el gran óleo colgado encima de su sofá, que representaba a una mujer con alas de ángel. Siempre se ha dicho que los ángeles son seres asexuados, pero en el caso de mi amigo, el pintor, creo que tenían un sexo bien marcado, el femenino. Es cierto que me gustan mucho los ángeles, que creo en ellos a mi manera, pero no era eso lo que llamaba mi atención en aquel cuadro, sino la protuberancia, la extensión originada a un lado de la cabeza femenina, que la hacía ilimitada.  Le pregunté por aquello, y su respuesta fue: “son las alas”. Si repasamos la obra de M. Sánchez, todas sus féminas poseen alas en la cabeza, se extienden hacia lo indefinido.
     Ahora, también yo puedo recrearme en esas alas. Me fascina el guash pequeñito que hay en mi salón, en el que el pelo verde de la mujer representada es una arboleda que se extiende, se extiende, se extiende…..

                 Checha, 3 de diciembre de 2011

2 comentarios:

  1. Resulta que la entrada de "cero lunas" se me había escapao y ahora casi me alegro.. Jopé tía, qué altura alcanzáis, tú y tus lectores!!, casi me da vértigo leeros, con lo sencillo que es para mí el cero:es una meta a conseguir en tantas cosas..,cosas que son y no deberían ser,aunque visto desde vuestro prisma las mando a tomar por c*** y que se apañen en el lado oscuro ¿ o era claro?... pero vaya, creo que eso es otra hisoria. Besos miles.

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  2. Lo primero, muchísimas gracias por tu dedicatoria, y perdona por tardar tanto, ya sabes que he estado algo ausente, y que voy y vengo, pero me he dicho Mila espabila, aprovecha los momentos en los que estás.
    Bueno Checha, no sé si ser políticamente correcta o no...... me lo estoy pensando......
    Vale, ante todo soy diplomática, y lo voy a enfocar sin generalizar en "grupos". La autentica evolución del ser humano consiste en ser redondos, y a los planos que les vayan dando, ellos se lo pierden. Y no depende de estudios ni carreras, este aspecto no, como todos, he conocido a gente con mucha sapiencia académica y mas cortos y menos despeje que una piedra. Tu querido pintor lo representaba muy bien, mejor dicho nos representaba muy bien a las mujeres, y al que le pique que se rasque. Y yo diría que esa abertura que nos hace es porque en el fondo no debemos ser del todo redondos, para que el pez no se muerda la cola, y no nos estanquemos, debemos ser abiertos, al conocimiento, a la comprensión, al respeto, la esperanza, la compasión, la empatia, al amor.

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