MÚSICA DEL SILENCIO
John Cage´s : 4´ 33´´
Se
afirma generalmente que la
música
“se dirige al oído”. Pero esto
lo
hace, en cierto modo, nada más en
la
medida en que el oído, como los
demás
sentidos, es un órgano e
instrumento
perceptivo de lo
intelectual.
Pero en realidad, y esto
debe
ser destacado, hay música que
no
contó nunca con ser oída; es más,
que
excluye la audición. Así ocurre
con
un canon a seis voces de Johann
Sebastian
Bach, escrito sobre una
idea
temática de Friedrich el grande.
Se
trata de una composición que no
fue
escrita ni para la voz humana ni
para
la de ningún instrumento,
concebida
al margen de toda
realización
sensorial, y que de todos
modos
es música, tomando la música
como
una pura abstracción. Quién
sabe,
decía Kretzschmar(2), si el
deseo
profundo de la Música es de no
ser
oída, ni siquiera vista o tocada,
sino
percibida y contemplada, de ser
ello
posible, en un más allá de los
sentidos
y del alma misma.
Uno
de los músicos que mejor
entendió
esto fue, como se ha
anticipado,
John Cage, quien extrema
la
relación —de continuidad— de la
música
con el ruido y el silencio,
realizando
una serie de piezas
compuestas
aleatoriamente a partir
de
fragmentos operísticos: los restos
de
una cultura ya imposible.
Estos
cambios constituyen, pese a
todo,
un movimiento natural de la
composición
occidental al entrar ésta
en
un callejón sin salida por el
reiterado
uso de las armonías, de los
intervalos
de tercera y los acordes
disminuidos.
La nueva y original
composición,
que surge frente al
orden
musical romántico-nacionalista,
ya
no provocaba asombro al oído
musical
culto de aquellos tiempos
caracterizado
por cambios culturales
de
todo tipo. La nueva música(3),
nacida
en la misma cuna del
positivismo
lógico (tanto Schönberg
como
Berg eran vieneses), responde
a
la tendencia al juego numérico de la
inteligencia
vienesa, tan típico como
el
juego de ajedrez en los cafés.
La
condición inarmónica.
El
advenimiento de sonoridades
extrañas
a la escala diatónica regular,
el
uso de acordes de séptima, de
decimotercera,
el empleo insistente
de
“dilaciones”, la aceptación del
politonalismo,
son fenómenos, todos
ellos,
que han contribuido a la
determinación
de una condición
inarmónica(4)
ADOLFO
VÁZQUEZ ROCA , Música
y filosofía contemporánea. Registros
polifónicos
de John Cage , a Peter Sloterdijk
EL SILENCIO
QUE NOS HABLA, un libro inédito, pensado, prometido a mi hija, que algún día,
si gozo de la ausencia de insoportables ruidos externos e internos, escribiré,
os brindaré…
Cierto es
que puede quedar en SILENCIO, haciendo honor a su título, y de alguna manera,
hablaros, permitir ser escrito por cada uno de vosotros.
Mi sordera
aumenta en la medida en que lo hace el ruido. Ruido infernal, que no música celestial. ¿Quién sabe
si acabaré desposeída de los únicos cinco sentidos que se me atribuyen?.
SIMON AND
GARFUNKEL: LOS SONIDOS DEL SILENCIO
Checha,
14 de junio de 2013
EL QUE CALLA
ResponderEliminarNO SIEMPRE OTORGA,
A VECES NO TIENE GANAS DE......
¡¡¡DISCUTIR CON IDIOTAS!!!
(ANÓNIMO)