sábado, 20 de octubre de 2018


Historiador sin historia

dedicada a mi padre


Que la historia
es la madre de la vida,
insiste,
es lo que somos,
gracias a la que revivimos
instantes pasados,
nos reconocemos
como el mismo
que ayer lloró, rió,
se sentó y caminó.
Es la experiencia
de una existencia
que se hace carne
en un presente
que tiene futuro,
un futuro
que será su producto,
la acumulación
asimilación
estructuración y maduración
de un hombre nuevo hoy,
nuevo mañana,
nuevo cuando sea viejo
y traspase la barrera de la vida.
Pero su vida es instante.
Olvida.
Olvida presente, pasado y futuro.
Ante todo presente.
Vive la flor del minuto
y huele sus ecos de historia
jamás rememorada,
jamás contada,
depuesto el placer
de enjugar sus palabras
con versos antiguos,
con el decir del otro.
Solo reclama a la vida
el brevísimo tiempo,
una sonrisa, un aliento
y una mano abrasadora
que recuerde el dulce bien
de vivir,
de vivir aunque sea
un momento


Checha, 20 de octubre de 2018

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