Felicidad
un instante
Suena
la quinta de Beethoven,
estruendosa,
magnífica...
llora
de emoción,
se
apaga su voz.
Valencia,
amada tierra del naranjo,
de
la madre que lo engendró...
llora
de emoción,
se
apaga su voz.
Se
le escapó el tren,
con
él también sus recuerdos,
vive
ahora de momentos,
que
se esfuman, no se ven.
Recita
poemas antiguos,
vetustos
retazos de lucidez,
habla
de seres exiguos,
inventa
historias de miel.
Felicidad
de instantes vividos,
tan
cortos, tan inmediata
que
no reposa y descansa,
que
se fuga entre los hilos
de
una vida fragmentada.
Cerebro
ingrato, maldito,
lo
has convertido en un paso,
le
has robado el saboreo
del
tiempo futuro y ocaso.
Ausencia
fantasmal,
ojos
lejanos,
entienden
solo una cosa,
el
cariño de las manos.
Es
como un libro cerrado
cuyas
hojas van en blanco,
antes
de abierto olvidado.
Solo
le queda el instante,
que
se escapa,
que
renace.
Mira
con ojos abiertos
tanto
ciegos como muertos...
llora
de emoción
se
apaga su voz.
Vivir
y recordar lo vivido
es
vivir,
sin
recuerdos sin-vivir.
Checha,
17 de diciembre de 2017
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