Esperar
Esperar
a que una mirada limpia desgarre las telarañas de tus ojos.
Esperar
a que la noche tienda su manto gris y confunda nuestros sentidos.
Esperar
a que el vino sea agua y el agua resurgimiento.
Esperar
a que tu pluma escriba un mensaje encriptado que quizas nadie
entienda.
Esperar
a que te pidan lo que estas dispuesto a dar y probablemente nadie
reciba.
Esperar
a que el gato al que acaricias sonría como si fuera un niño.
Esperar
los segundos, los minutos, las horas que han de pasar para que no
ocurra nada.
Esperar
a que el sol se asome y cubra tu piel aterida.
Esperar
a que un día inesperado arda tu deseo y se encienda la llama
extinguida.
Esperar
a que el grillo cante y el pájaro aúlle.
Esperar
a que la tormenta acalle su llanto para sentir libertad.
Esperar
a que se deposite en tu mejilla ese ansiado beso de renuncia.
Esperar
a que el llanto de un niño apague tu silencio.
Esperar
en el tranvía rodeado de gente que no espera y comunica con esa
realidad virtual de la que quizás no obtenga respuesta. Vida sin
vida.
Esperar
a que suene el maldito teléfono para explicarte lo que será un
sinsentido.
Cuanta
espera útil e inútil pero colmada de ilusión.
Checha,
13 de julio de 2017
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