A
LA OCASIÓN LA PINTAN CALVA
Hace
mucho que me intriga saber lo que significa eso de que “a la
ocasión la pintan calva”, y, de repente, creo “haber dado en el
clavo” al recordar una ocasión en la que me salvé “por los
pelos” y en sentido literal.
Estábamos
bañándonos en la bahía de Portman. Tendría yo unos seis años, y
no muy desarrolladas las artes natatorias. Recuerdo que en aquella
época abundaban los berberechos; nos encantaba cogerlos y
comérnoslos crudos. Hoy no hay berberechos ni me los comería
crudos, so pena de estar dispuesta a tragarme un buen aperitivo de
cieno.
Andaban
todos distraídos en esta suerte de pesca cuando comencé a tragar
agua, debido a un gran desnivel en el fondo marino que me pilló
desprevenida. Sumergía y alzaba la cabeza, grité. La suerte quiso
que una corpulenta amiga se percatara de mi angustiosa situación, y
sin pensarlo dos veces, me agarrara de los pelos, sacándome así de
aquel hoyo.
Y
es que es el pelo el último resquicio, el extremo que resta para
poder agarrar, salvar una situación, pese a la posibilidad de quedar
calvo en el intento.
No
es pues de extrañar que los alemanes utilicen este dicho en los
mismos términos que la situación descrita: “man muss die
Gelegenheit beim Schopf packen” (hay que agarrar la oportunidad por
los pelos).
Siento
que mi razonamiento afecte a los calvos del mundo. Además del pelo,
habéis perdido toda oportunidad. ¡Se siente!.
Checha,
25 de junio de 2015
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