PARECE QUE EL TIEMPO SE HUBIERA
PARADO
Catarsis
permanente que se queda,
Ni espera lo
soñado,
Ni añora lo
pasado,
Deseo de
caminar sin pies,
Deseo de
gozar sin alma,
Deseo de
preguntar sin respuestas,
Deseo de
avanzar sin caminos,
Deseo de no sentir deseo.
Alma abotargada y monótona,
Limitada,
disconforme y conformada,
Hundida en
la noche, más alada,
Despierta en
el día, más dormido,
¡Maldita
esperanza de la espera!,
¡maldito estoicismo no apagado!.
¡Haced la
gran hoguera,
Arda fuego
en lo inhumano,
Que me
convierta en cenizas,
Con Séneca
de mi mano!,
Pero dejadme
prenderla,
Que antes
salga mi letargo,
No he de
morir de paso,
Pasar quiero
páginas,
Sólo, si
muevo mi brazo.
Cecilia
Guillén Pérez
Mi corazón no puede con la
carga...
Mi corazón
no puede con la carga
de su
amorosa y lóbrega tormenta
y hasta mi
lengua eleva la sangrienta
especie
clamorosa que lo embarga.
Ya es corazón mi lengua lenta y larga,
mi corazón ya es lengua larga y lenta...
¿Quieres contar sus penas? Anda y cuenta
los dulces granos de la arena amarga.
Mi corazón
no puede más de triste:
con el
flotante espectro de un ahogado
vuela en la
sangre y se hunde sin apoyo.
Y ayer,
dentro del tuyo, me escribiste
que de
nostalgia tienes inclinado
medio cuerpo
hacia mí, medio hacia el hoyo.
MIGUEL HERNÁNDEZ, “El rayo que no cesa”, 1935
Checha, 8 de
julio de 2013
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