APRENDIZAJE DE LENGUAS EN ESPAÑA.
Y-English
Es bastante
usual criticar a nuestros políticos, sean del signo que sean, por su
desconocimiento de lenguas extranjeras.
No seré yo la que lance la voz en defensa de personajes que, en su gran
mayoría, se han manifestado ineptos, amorales y corruptos. Sin embargo, en lo
que se refiere a las lenguas, no son culpables,
sino víctimas, de una herencia
que pesa sobre sus cabezas, al igual que sobre las nuestras. Lo que, sin
duda, hemos de reprocharles, es su indolente perpetuación de esta lacra
nacional. Las diferentes reformas educativas, aún pretendiendo, en teoría,
fomentar el plurilingüismo en España, no llegan a avistar en profundidad las
raíces del problema.
En los últimos años se han hecho tímidos
avances, como el aumento de centros bilingües (en los que la lengua extranjera
es impartida por profesores “capacitados”, que se limitan a traducir unos
cuantos términos de su asignatura al idioma correspondiente); la impartición de
lengua extranjera en los años de preescolar, e incluso la posibilidad de elegir
una segunda lengua extranjera; la participación en proyectos internacionales
por parte de profesores y alumnos ; el aumento de becas al extranjero, entre
las que se encuentra la afamada Erasmus; ofertas de cursos, campamentos, campos
de trabajo en el extranjero, etc.
Así enumerados, parecen muchos los avances
que se han hecho en este terreno, pero no tendrán la esperada repercusión, si
no se ataja el problema de fondo.
El españolito de a pie, tradicionalmente
orgulloso de lengua y tierra, es de mentalidad inmovilista, piensa que vive cómodamente en su país y no necesita
conocer otras tierras y modos de pensar.
Ve su futuro en las fronteras estatales, y por más que aumente el
número de turistas e inmigrantes, seguirá pensando que son éstos los obligados
a hablar en español.
Desde este hábito conformista, se avergüenza
de pronunciar adecuadamente los términos extranjeros, que se introducen sin
cesar en su lengua, por miedo a ser llamado cursi o enteradillo.
Por otra parte, se ve amparado por una
televisión pública, que rara vez emite en versión original, por unas clases de
idioma, que en muchos casos se imparten en español, por una sociedad egocéntrica, a la que poco interesa la vida
de otros pueblos.
Son los estudiantes los que, acuciados por
la necesidad de beber de las fuentes originales, y presionados por la bárbara
cifra de paro, están dando un salto cualitativo, rompiendo fronteras, viajando
a los países donde se hablan las lenguas objeto de aprendizaje, realizando
intercambios, etc…. Y, ¡muy loable y esforzada es su tarea!, porque no se ven en
absoluto favorecidos por la sociedad de la que proceden.
Y es que hay varias formas de aprender una
lengua: de manera natural, como la lengua materna, de manera semi-natural, como
el bilingüismo en el extranjero, y de manera artificial, aprendizaje de la lengua desde el extranjero. En este último
caso, se ha de favorecer todo lo que acerque al aprendizaje natural: contacto
permanente con la lengua (conversaciones, radio, televisión, libros, acogida de
extranjeros) y, por supuesto, las estancias en el extranjero, únicas que
posibilitan una verdadera inmersión lingüística, que implica la comprensión y
adaptación a la cultura del país, a la que nos abre la lengua. El lenguaje es cultura, transmite
valores culturales, cuyo desconocimiento dificultará enormemente el aprendizaje
de aquel, y viceversa.
En resumidas cuentas, la lengua hay que
“mamarla”, aunque sea un poco, y se han de dar los medios para posibilitarlo.
Erróneamente, en España se destina el
profesorado mejor cualificado a los últimos años de aprendizaje, mientras que los
primeros, cuando el niño es una esponja de neuronas en plena expansión, cuando
no hay otra posibilidad de enseñanza y aprendizaje que la ,forma natural de la
que hablábamos (los niños no pueden aprender reglas gramaticales, sino
intuirlas a través del uso continuo de la lengua en juegos, en situaciones
cotidianas), son atendidos por el profesorado menos capacitado o, por lo menos,
al que menos requisitos se exige. ¡Craso error! Es infinitamente más difícil enseñar
una lengua de forma natural, como la materna, pues requiere altas habilidades
por parte del enseñante: un dominio de la misma igual o parecido al de la
lengua materna.
Si se
realizara esta inversión, si se dedicara el profesorado más cualificado a los
primeros años de aprendizaje, ¡si que estaríamos dando un auténtico giro
positivo a este tipo de enseñanza!.
En todo caso, tenemos lo que tenemos, y
hemos de procurar avanzar en la medida de nuestras posibilidades.
Aprovecho la
ocasión para recomendaros la página de un buen amigo, excelente profesor de
inglés, en enseñanza secundaria y en la Universidad de Murcia, persona de
probada honradez, que oferta cursos de inglés en Londres a precios muy
asequibles, según he podido comprobar:
Informaciones
acerca de PEDRO DE ALBA y el curso de verano en
Londres 2013, las encontraréis en esta otra página:
Espero
haberos facilitado un poco la tarea de búsqueda, que muchos realizamos, para
que nuestros hijos disfruten y aprovechen el verano.
Checha, 26
de febrero de 2013
Tienes toda la razón con esto de los idiomas, el sistema de implantación, normativa, el interés que se aplica en este campo; tú mejor que nadie lo sabes, para analizar esta situación y saber cuál sería la mejor y correcta aplicación para el desarrollo y resultados más óptimos.
ResponderEliminarTambién tengo que reconocer ser una asignatura pendiente para mí, pues me conformé con el francés del colegio e instituto, nunca es tarde para aprender, en mi caso el inglés, es evidente lo necesario que es, pero también me embarcaría en el italiano, mi favorito, por su musicalidad de pronunciación, dulce y romántico, "è il linguaggio dell'amore, ¿capito?"