viernes, 21 de septiembre de 2012

¿CASUALIDAD?



¿CASUALIDAD?
"Enseñar no es una función vital, porque no tiene el fin en sí misma; la función vital es aprender."
ARISTÓTELES
Filósofo y científico griego.


   Todos los días recibo en mi correo una cita. Cuando me levanto la leo, para reflexionar sobre lo que la “casualidad” quiere transmitirle a Checha en ese momento.
  Lo curioso de esta cita, de su maravillosa arbitrariedad, de su “azarosa” presencia, es que anoche, por uno de esos ángeles del destino, me tropecé con una entrañable persona , además de incomparable profesor y maestro ( no es caprichoso el orden de cualidades expresadas).
   En nuestro corto encuentro, no tuvímos tiempo de ponernos al día, aunque sí de comentar una serie de casualidades que han cruzado de manera pasajera nuestros destinos.
   Acabada la licenciatura, y dispuesta a realizar el antes denominado CAP (curso de aptitud pedagógica), marqué un número de teléfono correspondiente al nombre y primer apellido de un antiguo profesor de secundaria, con el que había decidido realizar mis prácticas. Respondió a mi llamada un profesor, también de filosofía, cuyos datos coincidían parcialmente con el objeto de mi búsqueda, salvo en un pequeño detalle: NO ERA EL MISMO. No sé si fue su manera graciosa y espontánea de tratar la situación ,o quizás mi espíritu, algo curioso y aventurero, lo que me impelió a  pedirle, en tono divertido, que puesto que había sido el primero en responder, a él correspondía la árdua tarea de intentar sacar de mí (si es que lo había) algún talento de buen transmisor, de maestro, de enseñante.
   Los casi dos meses que duraron mis prácticas, fueron para mí una verdadera delicia.
 Sus clases, que no eran más que pequeños acicates para la reflexión, en realidad eran obra de sus alumnos, o más bien, obra suya en el alumnado. Eran los chicos con su participación, comentarios, opiniones, discusiones, los que conformaban una clase dinámica, los que por sí mismos llegaban a conclusiones, mucho menos encauzados que en la mayeútica socrática. Participé poco en el seno del aula, pues quería aprender, estaba absolutamente admirada por lo que ningún profesor antes conocido era capaz de producir en una clase: ideas, pensamiento.
Casi tan  embriagador como las clases eran nuestros paseos de vuelta a casa. Era entonces cuando nos deleitábamos con preguntas y respuestas, con incertidumbres, muchas de las cuales aún no he llegado a resolver, y quizás no lo logre jamás .
  En un posterior y breve feliz encuentro, bastaron los cinco minutos de saludo, pues caminaba él charlando con unos alumnos, para que se produjera otra curiosa “casualidad”, y es que, tal y como ayer me confesó, andaba él hablando con mis alumnos sobre mí, cuando yo aparecí y púdo decirles: ¡esta es!.
   Para mi sorpresa, esta mañana, he leído la cita que encabeza este escrito, y que prácticamente repite, una por una, las palabras que pronunció ayer mi gran maestro y amigo:
Sólo es profesor el que aprende enseñando, el que, lejos de lecciones magistrales, abre sus sentidos para aprender y reflexionar sobre lo que aporten los demás, sus alumnos.
Nunca fuí alumna suya en términos académicos. No obstante, le confesé mi convencimiento y orgullo de haber sido su alumna, de haber vivido momentos de aprendizaje, desgraciadamente breves, pero que habían marcado profundamente mis pensamientos y, desde luego, mi concepto de la enseñanza.
Muchos, la mayoría de los conceptos, deben la existencia a su complemento: no hay rey sin súbditos (recordemos el pasaje del “Principito”), madre sin hijo, ni maestro sin alumno. Son caras de la misma moneda, que se deben su existencia, que se alimentan mutuamente, como el dar y el recibir.
   Se alegró profundamente de mi manifestación de “ser su alumna”, en sentido no oficial, pero sí real y cargado de absoluto convencimiento.
Espero no dejar jamás de ser alumna, mi mayor orgullo. De seguir asombrandome, junto a Agnes Geller, de las pequeñas “casualidades de la vida”
Checha, 21 de septiembre de 2012

3 comentarios:

  1. El filósofo y la alumna,
    se encuentran, se reencuentran, se reafirman como tales,
    ella le confirma que se sintió alumna suya,
    con toda la amplitud que el universo de esa palabra trae consigo,
    hay una profunda satisfacción en él,
    que su alumna le haya considerado su profesor,
    pero su humildad, pipa en mano, le hace confirmar la idea del estado perfecto,
    la reciprocidad que debe haber entre discípula y maestro.
    Anoche al volver a casa después de nuestra cita,
    en la que fui testigo de ese reencuentro,
    comencé a escribir esto,
    y lo dejé así,
    para continuarlo,
    a la espera de no se qué,
    y ese no se qué,
    me lo he encontrado ahora, esta mañana al abrir tu blog y ver la pipa,
    me he dicho: "¡¡¡Ahí está!!!" (causalidad)
    Yo he tenido la suerte de ser testigo de esos dos encuentros,
    en el de ayer fui también partícipe,
    sacaste el tema de la música, de la cuál él también es muy culto,
    como no, no podía ser de otra manera,
    intercambiamos obras, vuelan las composiciones, revolotean las piezas musicales,
    como las alas que mantienen al colibrí picando aquí y allá,
    barroca, clásica, romántica, moderna......
    en un toma y daca,
    él verá unas, yo veré otras.
    Su compañía realmente agradable.
    Ayer fui testigo de dos miradas chispeantes,
    profundamente gozosas por el encuentro de una intensa amistad.
    "el profesor y la alumna, la maestra y el discípulo"
    se encuentran, se reencuentran, se reafirman como tales.

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  2. Os contaré otra graciosa "casualidad" ocurrida hoy, que me ha hecho reir y pensar en lo divertido que puede resultar enlazar estas curiosidades.
    Venía yo de visitar a mi chino favorito, el chino Pepe (tradújo así su nombre al español, porque su nombre chino, articulado en nuestro idioma, sonaba algo así como "pipí", lo que le parecía bastante degradante), cuando por la puerta de la universidad me tropiezo a Pepe "el chino" (lo llamábamos así por sus ojos rasgados), aquel profesor de filosofía con el que yo pretendía realmente realizar las prácticas del CAP. Hacía siglos que no lo veía, y fue precisamente ayer cuando lo evocamos en nuestra conversación. El hecho, ha dibujado una sonrisa en mis labios.
    Muchas gracias Milamami por tu bonita descripción.
    Un besazo

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  3. Adivinanza:
    SI ME NOMBRAS, DESAPAREZCO
    En el caso de "EL DE LA PIPA" ocurre justamente lo contrario:
    SI ,ME NOMBRA APAREZCO.

    La solución a la adivinanza la encontrareis en el cine.
    De lo contrario, preguntadle a Checha.
    UN ABRAZO

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