viernes, 11 de mayo de 2012

VIDA DE DON QUIJOTE Y SANCHO


VIDA DE DON QUIJOTE Y SANCHO (Miguel de Unamuno)
PERO MUY POCOS SABEN LO QUE ERES REALMENTE.......
  
¿Qué representa el Quijote para el mundo entero alfabetizado, obligado por representantes académicos a la lectura de esta magnífica obra de la literatura universal?
  Para muchos jóvenes, un tocho inaguantable escrito en castellano antiguo para mayor ensañamiento ; una gran  mayoría  lo considera una especie de comic a la antigua, compuesto de aventuras más o menos divertidas; y para la mayoría de intelectuales y letrados es sinónimo de la eterna oposición entre realismo e idealismo, oposición recurrente en la historia de la cultura humana, tanto de la filosofía, como del arte, como de la literatura.
   ¿Pero todavía no hemos aprendido que los opuestos terminan por tocarse?, ¿no somos conscientes de la tríada bíblica, del triángulo hegeliano que une la tesis y antítesis en el vértice perfecto, el de la síntesis?.
    Y este es el gran logro de Unamuno, representación de su propia existencia, marcada por su bifurcación existencial entre la profunda fé y el ateísmo: la sanchificación del quijote y la quijotización de Sancho. ¿Qué habría sido de Sancho, y qué será ahora de él, sin ideales que lo empujen, sin la fé ciega que lo arrastra hacia el bien, sin el entusiasmo de la lucha, sin doncellas a las que salvar.....?. Muere el Quijote “cuerdo”, dejándose arrastrar por la vida que lo lleva a la muerte, asumiendo lo que siempre se negó a aceptar: ese destino insalvable, irremediable, que no se deja tocar por la espada.
Pero Sancho llora la cordura de su amo, asume el papel de creyente, le recuerda la cantidad de ínsulas sin gobernar, la Ítaca lejana, aún sin alcanzar.
   Creer, creer, creer, ¡hay que creer para hacer!. No olvidemos que lo”cuerdo” (cord-cordis) pasa por el corazón, y Sancho es ahora consciente del suyo, que lo invita a tener fé. No necesariamente ha de identificarse esta fé con la de las religiones, con la de Dios, con la de los dioses, ¡no!. Cualquiera que participe de la locura-cordura, de la creencia en la libertad y la posibilidad, será creyente, seguidor de su propia humanidad, de su auténtico corazón.
     ¿Qué es la razón?
     La locura de todos
     ¿Qué es la locura?
     La razón de uno
Alguien díjo esto, y el pasaje que os transcribo lo confirma.



Y si la bondad nos eterniza, ¿qué mayor cordura que morirse? «Verdaderamente se muere y verdaderamente está cuerdo Alonso Quijano el Bueno»; muere a la locura de la vida, despierta de su sueño.
Hizo Don Quijote su testamento y en él la mención de Sancho que éste merecía, pues si loco fue su amo parte a darle el gobierno de la ínsula, «pudiera estando cuerdo darle él de un reino, se le diera, porque la sencillez de su condición y fidelidad de su trato lo merece». Y volviéndose a Sancho, quiso quebrantarle la fe y persuadirle de que no había habido caballeros andantes en el mundo, a lo cual Sancho, henchido de fe y loco de remate cuando su amo se moría cuerdo, respondió llorando: «¡Ay, no se muera vuesa merced, señor mío, sino tome mi consejo y viva muchos años, porque la mayor locura que puede hacer un hombre en esta vida es dejarse morir sin más ni más!» ¿La mayor locura, Sancho?

Y consiento en mi morir
con voluntad placentera
clara y pura;
que querer hombre vivir,
cuando Dios quiere que muera,
es locura,
pudo contestarte tu amo, con palabras del maestre don Rodrigo ,coplas inmortales.

Y dicho lo de la locura de dejarse morir, volvió Sancho a las andadas, hablando a Don Quijote del desencanto de Dulcinea y de los libros de caballerías. ¡Oh, heroico Sancho, y cuán pocos advierten el que ganaste la cumbre de la locura cuando tu amo se despeñaba en el abismo de la sensatez y sobre su lecho de muerte irradiaba tu fe, tu fe, Sancho, la fe de ti, que ni has muerto ni morirás! Don Quijote perdió su fe y murióse; tú la cobraste y vives; era preciso que él muriera en desengaño para que en engaño vivificante vivas tú.

Miguel de Unamuno (1864-1936), Vida de Don Quijote y Sancho (1904), capítulo LXXIV

Checha, 11 de mayo de 2012

2 comentarios:

  1. Escuálido y enjuto, pero convencido de su verdad y con firmeza, alza el dedo para blandir, no la espada, sino sus verdades. Preciosa imagen del Quijote.
    Allí estaba Sancho para recogerlo cada vez que el aspa de un molino lo maltrechara, y don Alonso erre que erre, y su escudero, ¡¡¡ya estamos otra vez!!!.
    Viva la extravagancia, lo políticamente no correcto, la no discreción, el libre albedrío, las utopías; como "las dos tías del saco", que el otro día atravesaban las calles de la ciudad, ante las miradas curiosas y de "vergüenza" de los que se cruzaban en su camino, no había una Quijota y una Sancha, las dos eran Quijotas y Sanchas al mismo tiempo. Creo que ahí está el secreto, tener el valor y el atrevimiento del Quijote, y la cordura para no perder la cordura que posee Sancho. ¿No es esa parte de tu "síntesis", Checha?

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  2. Sí, Milamami, esta figura del Quijote me apasiona. El rostro implacable, enfurecido ante la injusticia, y un dedo índice que se alza, pero no señala,no indica nada ni nadie en particular, más bien se eleva para unir cielo y tierra en sus demandas, para unirnos a todos en la tarea de "desfacer entuertos" a los que contribuímos un poquito cada uno, por no mirar a lo alto, pero tampoco a la tierra que habitamos.
    La cordura es la clave, la síntesis, que está precisamente en el corazón. Gran corazón el de la triste figura, gran corazón el del gordinflón que lo acompaña lleno de fé, porque sabe que se necesitan entre sí, que las muescas de sus actos encajan en perfecta armonía, en el imperativo de la parte hacia el todo.
    ¡Quijotadas!, comentan con desprecio los que creyendo pisar tierra se están hundiendo en ella y serán tragados por ella.
    ¡Perdónalos, que no saben lo que hacen!, ¡perdónanos por haber perdido el corazón!.

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