miércoles, 8 de febrero de 2012

LAS CARTAS QUE PODRÍAS HABERME ESCRITO

LAS CARTAS QUE PODRÍAS HABERME ESCRITO
El día del amor
   En vísperas de ese día desvirtuado, trivializado, convertido en gesto extremadamente cursi, me propongo reivindicar la bonanza simbólica de un día conmemorativo de lo más auténticamente humano, de aquello que nos unifica,nos une igualando nuestras vidas, como la muerte. También la muerte, el cáncer, las madres, los padres, el día de nuestro nacimiento,... tienen un momento conmemorativo, un monumento a su existencia, para que no olvidemos, para celebrar lo común de nuestras variadas existencias.
   Puedo imaginar una avalancha de progres airados, lanzando invectivas contra estas conmemoraciones consumistas, arguyendo, sin falta alguna de razón, que se ha de amar todos los días, ser padre toda la vida, etc.  Asumo tales argumentos y me uniría a ellos de no existir en la cuestión un malentendido. Celebrar, conmemorar, recordar, no exige gasto alguno. Puede remover sentimientos, activar actitudes de agradecimiento , que ni se compran ni se venden, tan sólo se tienen.
   De hecho aquí me tenéis, amante, escribiendo para amantes y añorando preciosas misivas, cargadas de sentimientos, torpe o bellamente expresados, trocitos de alma de papel  seda que hinchan nuestro pecho, que quisieramos ingerir para que permaneciera en nosotros ese estado de exaltación amorosa, de grandeza interior que nos proporcionan, y que no obstante, gracias a su conservación, podemos vover a sentir con una carga más pausada, más madura, pero igualmente indescriptible.
¡Regálame una carta de amor!, repetía Inés, ¡regálame palabras que llenen mi alma, hoy, mañana, cualquier día, no una rosa bella hoy, marchita mañana!.
     He vuelto a registrar el baúl de mi abuelita, he vuelto a inundarme de bellas palabras como si a mí me las dirigieran, y no quiero privaros, aunque sea  a trocitos, de esas tristemente olvidadas cartas de amor.
“Querida Inés:
No he podido resistir la tentación de tratar de decirte lo que pasó por mi alma la otra tarde, cuando vovía al pueblo después de verte.
Recordaba entonces tus caricias, pues toda la tarde fuiste para mí una caricia prolongada. Me hubiera gustado alargar esa sensación llevándome, a fuer de esas horas que me diste, algo del frío de tus manos o de tu voz, a pesar de que ahora resuena en mi vida como si te estuviera oyendo.
Te imaginaba en el autobús mientras miraba resplandores en la noche, con los brazos abiertos dentro de mi corazón, inmóvil, pero con vida en la mirada. Estaba emocionado y tenía el sentimiento, la intuición, de unas próximas certezas, que me van a llegar con el verano, cuando  el calor aquí, o en Cuba, empiece a cercarme.
Cómo me gustaron tus actitudes, casi tanto como tu risa.
  Si me dejas, te escribiré, como hoy, sin necesidad de esperar tu contestación; ésto se llama correo anárquico. Eso sí, siempre que venga por tí alguna inspiración.
Cree que ya empezó a quererte
Angel”

“Querida Inés:
Estoy ansioso. La primavera sólo es bella en la literatura. Me asaltan incertidumbres y ambas en una mala combinación. Soy preso de alicaimientos y malos presagios. A pesar de ello, sigo conservando el humor, también tu recuerdo.
Tu recuerdo que me incita a amarte con la serenidad de un impromptu de Schubert. La propia de esa música que se sabe melancólica e irónica excepción en un mundo que es cada vez más feo.
Te anhelo en mañanas como estas con tardes de clases, compañera. Eso quisiera que fueses, compañera mía, siempre. Vales para cualquier momento, hasta para cuando la soledad se agrande y mis miradas se pierdan. Quería también yo tenerte en las caricias y en los besos, ¿quién sabe?. Quizás seas tú algún día la que me des la mano y te la lleves a tus labios. Mientras tanto  o para siempre, no es desazón lo que me producen tu amistad, tu contacto, tu sosiego,
Desearía que me hablaras de tus otros amores, y del amor aquél que quedó pendiente e impidiente.
Hay días en que la desesperanza me asedia y accedo siempre, para liberarme de ella, al teléfono, a las cartas o a las citas. Marcel díjo: “sólo hay un sufrimiento, estar solo”.
El sol me está dando en la cara, voy a salir a saludarlo y a que me abrace como si fueras tú, aunque él no tendrá la s manos frías.
Un beso
Angel”

También os transcribo partes de otras cartas, de otros amores:
“Querida Inés:
Como ves, al día siguiente de mi llegada me dispongo a escribirte y comentarte algunas impresiones del pasado y del presente.
La verdad es que llevamos pocas horas distanciados y ya deseo y pienso en nuestro próximo encuentro. Se vé que esta vez me he cansado poco de tí, o quizá serán los efectos de las innumerables cervezas que hemos bebido juntos , pero lo cierto es que mi mal humor en casa de mis padres me ha delatado.......”

“Querida Inés:
Cuando recibas esta carta, faltarán pocas horas para que nos veamos. Parece que hace años que nos vimos por última vez. Quizá el tiempo pasa muy despacio cuando tú no estás junto a mí.
La verdad es que si antes, durante tu estancia en Logroño era un suplicio depender del teléfono, ahora, desde que estás en ese pueblucho, lo es todavía más, puesto que no puedo ponerme en contacto contigo cuando me apetece. Además, me sabe muy mal que estés metiendo tantas monedas en la ranurita de esos dichosos aparatos, que en definitiva,van a pasar a las arcas del Tesoro Público. Tendremos que solucionar este problema.......”
Rostand, en su Cirano de Bergerac, hace un maravilloso culto a la palabra, a la palabra como vehículo del corazón, palabra enamoradora, ensalzante del alma, que , como todas las almas ,anhelan cariño demostrado, pero también expresado.
                         Checha, 8 de febrero de 2012

7 comentarios:

  1. Han llegado a mis manos unas cartas, cartas de amor de una amiga a su amado, si queréis saber lo que es el amor auténtico, la entrega sin límites, la pasión desmedida, aquí tenéis una pequeña muestra. Pero hasta lo más grande se destruye, ella creía que no, y su maravilloso cuento de amor perdió el encanto, como ella dice, cuanto más alto estás, más desastrosa es la caída. Ella está ahí, se mantiene, le quiere, pero como dice, ya no es lo mismo. Ella nunca recibió cartas de él.

    9 - XI - 1983
    ¡Hola amor mío!:
    Tú sabes que eres lo más importante de mi vida, lo más grande que hay dentro de mí, lo que yo más quiero.
    Cuando pienso en nuestro amor, tan grande, algo me recorre por dentro, un nudo se me hace en la garganta y las lágrimas se me escapan de alegría, así sí me gusta llorar.
    Te quiero como no he querido, quiero, ni querré jamás a nadie, y te deseo tanto...
    Me gusta que me cojas, entre risas yo te diga que no y tú no me dejes escapar.
    O cuando nos vamos acercando lentamente, nos miramos, nos besamos y acariciamos, nos desnudamos y rozamos nuestros cuerpos, nos amamos tanto...
    Y quiero entregarme a ti otra vez, hacerme tuya otra vez, ofrecerme a ti toda entera, darte todo lo que tengo y lo que soy, todo mi cuerpo y mi alma.
    Quiero deshacerte en mis brazos de deseo y placer.
    Quiero que me poseas para consumirme de amor por ti.
    Quiero que otra vez tu y yo estemos solos, en nuestra intimidad, donde todo el amor del mundo nos viene pequeño comparado con lo que tu y yo nos amamos.
    Cariño mio, te quiero con locura.

    26 - IX - 1985
    Vivo para ti
    y para ti es toda mi vida.
    Vivo por ti
    y es por ti que siento ganas de vivir.
    Vivo contigo el tiempo de mi existencia,
    y tu haces que la vida sea maravillosa.
    Vivo de tu amor
    que me entra a borbotones,
    hace que pierda la cordura,
    y me aferro a ti tan fuerte...
    porque tu amor
    me da vida.

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  2. Supongo que el amigo-amado ya no existirá, se habrá derretido de pasión, de fuerza, de belleza, generosidad, entrega y ausencia de medida.
    Morir derretido, fusionado con una persona, con la vida, con el universo, debe ser la mejor muerte.
    Gracias por compartir esas bonitas cartas con nosotros.
    Un abrazo muy muy fuerte

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  3. Mi experiencia con las cartas de amor, empieza con una postal a los 13 años, que pasó por la censura de mi padre antes de llegar a mis manos..jajajaja. La siguiente, quien la censuré fuy yo, porque aunque llevaba saliendo unas semanas con el chaval y era "muy amorosa" -muy cursi- llevaba tantas y garrafales faltas de ortografía que perdí el poco encanto que tenía con la relación. No hubo más cartas aunque sí varios amoríos. Las CARTAS llegaron con el que hoy es mi otra piel, mi otro cuerpo, mi misma alma, ésas son "mi tesoro". Como de novios vivíamos pared con pared, correos nos hacía poca falta: yo salía en bata y camisón a las tantas de la noche al rellano, y colocaba bajo su puerta mi misiva casi diaria, y a la mañana siguiente, muy temprano, esperaba sus buenos días desde una cabina de la estación de tren, antes de irse a trabajar... Fue una etapa preciosa, y gracias a las suyas, descubrí que era cierto lo que sus ojos me decían cuando me miraban...

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  4. Has reflejado exactamente mi pasión por las cartas: la inquietante espera, las visitas varias al buzón, frustración o euforia consiguientes, temblor de manos, lectura, relectura, .....
    y las respuestas: búsqueda de palabras bellas y sinceras, cuidado en la expresión, en la forma, en los detalles,agrado por caracteres escritos por manos que desearías estar acariciando....
    ¡Qué se pierden los que no lo han vivido o vivirán!
    Un abrazote

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  5. Hola Alejandra, tu historia me parece preciosa, por tu forma de narrarlo la he visto en mi cabeza como una película, me alegro que tú hayas vivido algo así, y espero y deseo que te dure más allá de la muerte.

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  6. @Milamami:Muchas gracias, corazón!.Te cuento una confidencia: de hecho cuando nos decíamos-decimos "te quiero" añadíamos-añadimos: "para siempre, siempre...y después",dando por hecho que eso que dice el evangelio de que después no habrá parentescos, en nuestro caso nos harán una excepción.Un beso gordo, Milamami!.

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    1. Ten por seguro que sí os veréis y os reconoceréis como algo especial en la otra vida, yo creo que a lo que se refiere el evangelio, es que seremos capaces de querer a todos, pero sí tendremos algo más allí con las personas que amamos aquí. Los que han tenido experiencias post morten y han vuelto, dicen que les esperaban las personas queridas que ya habían fallecido, así que tu amado y tú estaréis juntos al otro lado, no lo dudes. Un abrazo Alejandra.

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