Amargo
Amargo,
sabor amargo, destila toda tu alma.
¿No
te enseñaron de niño a refrenar tus palabras?
¿Nadie
te dijo que el sol junto a la luna se apaga?
¿No
supiste que la hormiga, sin quejarse bien trabaja?
¿No
notabas que cansino, repetías mil reproches,
reflejos
de cobardía y sedientos de bravura,
que
corroían las entrañas de tus vástagos,
ya
hartos de tanta y tanta palabra?
¿No
sabes que buscando amigos,
colegas
de pura chanza
has
perdido lo sagrado,
lo
que anhela tu templanza?
Lo
siento por ti, mi amigo,
si
eso fueras te quisiera,
más
ni esa voz te reclama.
Checha,
10 de agosto de 2017
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