Cercanía ausente
Embozados en este velaje,
obligado,
impuesto,
incierta protección
a un rival omnipresente,
indescifrable,
implacable…..
veo tus ojos,
ay los ojos!,
ventana,
la más abierta
de un alma,
cristal translúcido
en que te reflejas,
que te imbuye en hondo foso,
te transforma,
te forma y deforma
cual espejo convexo,
te llama o te rechaza
en réplica a tu mirada,
a la suya,
al flujo de las dos caras.
Qué pena no ver tu boca,
vasija de sonrisa alada,
truncados estamos,
¡esta mordaza inhumana!,
sé bien que no puedo,
entre mi puedo y mi quiero
se alza recia amenaza.
Qué pena no ver tu rostro,
ese todo armónico
que integra sonidos,
notas que se entrelazan,
peor sería no verte!,
no oler en la lejanía
tu cariño,
tus abrazos,
tu compaña.
Cierto es que abomino,
que sin querer se me escapa,
tocar tu piel tan dorada,
sentir la caricia
de tu cálida mano,
acercarme al presente,
ahora,
tan ausente.
Checha, 5 de septiembre de 2020
