sábado, 5 de septiembre de 2020

 

Cercanía ausente















Embozados en este velaje,

obligado,

impuesto,

incierta protección

a un rival omnipresente,

indescifrable,

implacable…..

veo tus ojos,

ay los ojos!,

ventana,

la más abierta

de un alma,

cristal translúcido

en que te reflejas,

que te imbuye en hondo foso,

te transforma,

te forma y deforma

cual espejo convexo,

te llama o te rechaza

en réplica a tu mirada,

a la suya,

al flujo de las dos caras.


Qué pena no ver tu boca,

vasija de sonrisa alada,

truncados estamos,

¡esta mordaza inhumana!,

sé bien que no puedo,

entre mi puedo y mi quiero

se alza recia amenaza.


Qué pena no ver tu rostro,

ese todo armónico

que integra sonidos,

notas que se entrelazan,

peor sería no verte!,

no oler en la lejanía

tu cariño,

tus abrazos,

tu compaña.


Cierto es que abomino,

que sin querer se me escapa,

tocar tu piel tan dorada,

sentir la caricia

de tu cálida mano,

acercarme al presente,

ahora,

tan ausente.


Checha, 5 de septiembre de 2020