Despacio
Despacio,
despacio,
el
alma asimila despacio,
los
sueños se alcanzan despacio
y
el placer culmina despacio.
Prisa,
mala compañera,
que
tanto acorta la vida,
arrebatando
la dicha
de
relamer la caricia,
de
sublimar los minutos
haciendo
así del tiempo
hogar
confortable
eterna
y fluida delicia.
Alcanzar
el tempo andante
reposando
entre las blancas,
descanso
de las corcheas
que
pronto empujan la marcha.
Abrazar
cada vivencia
como
si la última fuera
en
esta vida azarosa
capaz
de marchitar la rosa
un
día u otro cualquiera.
Huir
de los corredores
en
su empeño por llegar
los
primeros a la meta,
pues
la meta es el camino
que
andando ya se concreta.
Dar
la espalda al tren maldito
que
acelera hasta la nada,
bajarse
muy despacito
y
respirar la alborada.
Lento,
lento,
digerir
las experiencias
y
así extraer su leyenda
que
nos habla
del
futuro,
de
la senda.
Checha,
14 de abril de 2018
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