martes, 26 de junio de 2018


La mariposa



Caminaba hacia allí,
donde los huesos refulgen
y todo huele a acre,
donde no hay mas vida
que la de los bichos saciados
deambulando para libar
la muerte tan rimbombante
o tan callada y pestilente.

Se posó una mariposa
en su hombro desnudo,
grande y esplendorosa,
de colores vivos, estridentes,
que aleteaba desganada
como si su único rumbo
se hallara ahí, en la nada.

La miró muy asombrado,
un ser liviano y alado
había elegido su cuerpo
para dar fuerza a su hastío,
quizás para elegir camino
o resolver su destino.

Quieto se quedó pensando
en la inconstancia del mundo,
en esa vida tan breve,
obligada a decidir,
o saber a donde ir.

Y voló la mariposa,
él sonrió, la miró,
el instante comprimido,
breve y liviana,
no pudo pensar en otra cosa.


Checha 26 de junio de 2018

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