SABIAS TORTUGAS
“Vísteme
despacio, que tengo prisa”
“No por
mucho madrugar amanece más temprano”
Éstos y otros muchos refranes hacen
alusión a la conveniencia de tomarse el
tiempo necesario para llevar a cabo cualquier tarea, realizarla con pulcritud,
prudencia y sabiduría, porque, “las prisas nunca fueron buenas”, advierte la voz
popular.
Asimismo, es
la “experiencia la madre de la ciencia”, la acumulación de vivencias asimiladas, que apelan a la memoria individual y ancestral como elemento indispensable
para comprender, madurar, actuar y decir sin arrebatos, con la con-ciencia de
no haberse dejado llevar por el fatal torbellino de la furia o desenfreno.
De ahí que sea la longeva tortuga, con su
gran caparazón, capaz de envolverla para reflexionar, símbolo de virtudes como
la paciencia, el sosiego, la prudencia y, en definitiva, del saber, saber vivir,
para vivir más y mejor.
Enfrentados a ella, aparecen en las diversas
leyendas, los presuntuosos listillos, demasiado confiados en sus fuerzas y
poder, que, infravalorando la posibilidad de ser vencidos, pierden batallas
que, de antemano creían ganadas.
La
tortuga como símbolo
De la India a la China la tortuga desempeña un papel simbólico importante al ser una imagen del universo, por su caparazón, redondo por encima (Cielo) y plano por debajo (Tierra). Entre las dos conchas, la tortuga es mediadora entre el cielo y la tierra, símbolo del hombre universal y del emperador.
Sabia, porque se la supone vieja y portadora de caracteres sobre su caparazón, la tortuga es la enviada del cielo.
Sus cuatro patas desempeñan el papel de pilares, siendo los estabilizadores de las islas y el Cosmos.
La retracción de la tortuga en su caparazón es el símbolo de una actitud espiritual fundamental: la concentración, el retorno al estado primordial. En el África negra la tortuga es símbolo de la sabiduría, la destreza y el poderío. Para ciertos pueblos de la zona también tiene un poder adivinatorio.
Entre los griegos la tortuga está asociada a Hermes (Mercurio), que utiliza su caparazón ara hacer con él una cítara y encantar al propio Apolo. Ella ha de procurar a Hermes indefinidas riquezas. La transformación de la tortuga en cítara llevaría a Dom Pernety (célebre hermetista del siglo XVIII) a relacionarla con la alquimia.
La interpretación china es que la tortuga es el punto de partida de la evolución, el comienzo de una espiritualización de la materia.
Animal curioso sin duda, la tortuga.
Sabia, porque se la supone vieja y portadora de caracteres sobre su caparazón, la tortuga es la enviada del cielo.
Sus cuatro patas desempeñan el papel de pilares, siendo los estabilizadores de las islas y el Cosmos.
La retracción de la tortuga en su caparazón es el símbolo de una actitud espiritual fundamental: la concentración, el retorno al estado primordial. En el África negra la tortuga es símbolo de la sabiduría, la destreza y el poderío. Para ciertos pueblos de la zona también tiene un poder adivinatorio.
Entre los griegos la tortuga está asociada a Hermes (Mercurio), que utiliza su caparazón ara hacer con él una cítara y encantar al propio Apolo. Ella ha de procurar a Hermes indefinidas riquezas. La transformación de la tortuga en cítara llevaría a Dom Pernety (célebre hermetista del siglo XVIII) a relacionarla con la alquimia.
La interpretación china es que la tortuga es el punto de partida de la evolución, el comienzo de una espiritualización de la materia.
Animal curioso sin duda, la tortuga.